«San Fermín, la Fiesta Total» Artículo de Ignacio Salinas Casanova

«San Fermín, la Fiesta Total» Artículo de Ignacio Salinas Casanova

Publicado el Jueves 21 de julio de 2022 en DiariodeNavarra.es

Ya está. Ya han terminado. Después de más de una semana intensa, de alegría desbordada, han finalizado las fiestas de San Fermín, con un balance que no podría ser mejor en casi ningún aspecto. Había dudas sobre cómo íbamos a sentirnos y reaccionar los pamploneses después de tres años de interrupción, en un tiempo pandémico que tanto nos ha afectado. Pero toda esa ilusión contenida, de sueños de celebración, de miedo incluso a veces por lo que iba a pasar, se ha transformado en una explosión de vida y de felicidad.

Desde el punto de vista social, San Fermín ha vuelto a ser una fuente de gozo, de disfrute por el día y por la noche, de procesión, de gigantes y de cabezudos, de momenticos, de comidas con familia y con amigos, de primeros recuerdos para muchos txikis, de pasiones y de amor, de copas, de bailes hasta el amanecer… Y, sobre todo, ha sido también la vuelta de los toros.

Este año, además, los Sanfermines han coincidido con el centenario de la Plaza de Toros, y no ha podido ser mejor momento. Se puede decir que Pamplona se ha convertido, ya sin ninguna duda, en la fiesta de referencia de los toros. La plaza, con ese color blanco y rojo, los cánticos del tendido de Sol, esa efusividad y desatamiento de la pasión… Lo que hemos vivido allí ha sido una magia inexplicable y primigenia. Es algo que desborda los canales de la racionalidad y transciende hacia lo metafísico. La catarsis de la fiesta.

Y todo ello, con el toro como el centro de la fiesta. Por eso, Pamplona ya no es una feria más. Se ha convertido, por derecho propio, en la feria por antonomasia en todo el mundo. Los encierros por la mañana, con la plaza llena. Las corridas de toros por la tarde, también hasta la bandera. Numerosas puertas grandes, con una afición desatada. Faenas como las de Morante, Roca Rey, Luque, Escribano o Ferrera. Corridas como La Palmosilla o toros de Jandilla. Cualquier torero que tuviera sus dudas, ya no va a pensárselo ni un segundo a la hora de poder venir. El toro y la fiesta se han unido en tiempos de incertidumbre para caminar juntos hacia una liberación colectiva.

La corrida especial del 7 de julio marcó el ritmo de una feria en la que nada se ha dejado por festejar. El público ha reaccionado como nunca, se han juntado de nuevo los habituales de cada localidad, las peñas han retomado sus cánticos de siempre y todos nos hemos sentido unidos por algo que supera cualquier diferencia, incluso la tradicional de los tendidos de sol y sombra. El final de las corridas, con la gente en el ruedo y la salida de las peñas… Eso es joie de vivre, que dirían los franceses. Es un ejemplo de que por encima de las dificultades, están las ganas de vivir y de disfrutar.

Por eso, el mensaje final es magnífico, aunque seguro que también pueden apuntarse aspectos no tan positivos, así como retos para el futuro. La pandemia ha dejado claro que hay que volver a la esencia y centrarnos en lo importante. El deseo compartido de vivir y de mirar hacia delante debe ser más fuerte que el miedo.

Los Sanfermines han vuelto, pero lo han hecho incluso mejor, reforzados en lo bueno. El recuerdo a los ausentes tiene que servirnos de motivación para seguir haciendo que los sanfermines sean no solo la fiesta de referencia en nuestro país, sino un ejemplo para todo el mundo de cómo disfrutar la vida en tiempos en donde esto no siempre resulta fácil.

Decía Epicuro que quien se olvida un día de lo bien que lo ha pasado, se hace viejo ese mismo día. Pues bien, no olvidemos para no hacernos nunca viejos.

Ignacio Salinas Casanova, vicepresidente del Círculo de Navarra